Hay una película japonesa que trata sobre una canción que salva a la tierra de una hecatombe, con ustedes: Fish Story
Cuando volví a Colombia tenía en mente revisitar un lugar que ha sido importante para mí, lugar de mis primeros viajes, sola con amigos o familia, un pretexto para reconciliarme cíclicamente con los ancestros paternos y su tierra . Decir tierra es un poco genérico y dado a equívocos sobre todo en aquella región donde precisamente esta palabra ha sido el orígen de tantas muertes,exilios, venganzas e injusticias. Así que en abril del año pasado pude volver allí a Córdoba ( Colombia) a pasar un par de semanas de vacaciones junto a mi novio para que conociera por primera vez donde comienza el caribe colombiano. Al viaje se unió mi hermano y su novia.
Nos quedamos un par de días en Montería y luego nos dirigimos a San Bernardo del viento pueblo pesquero de la costa cordobesa, donde el rio Sinú príincipal afluente del departamento, desemboca en las aguas del mar atlántico, allí mi hermano y yo juntos o por separado hemos caminado sus playas y visitado sus manglares en distintos momentos.
Nos habían advertido tanto en Bogotá como en Montería que esta región estaba plagada de grupos que imponen su ley porque en este hermoso lugar, sus playas sirven de corredor para enviar clorihidrato de cocaína hacia Panamá, grupos conocidos como ex- paramilitares pero que hoy se les designa con nuevos apelativos despues de una desmovilización que con el tiempo demuestra que ha sido una simulación más que un verdadero proceso de justicia y paz . Según la prensa a veces son dos grupos los que imperan el terror , otras veces cuatro , hasta siete o no existen ;los medios de comunicación no concuerdan ni siquiera con el número y los nombres en una región infectada de miedo e ignomínia. Sus moradores viven bajo el yugo de los rastrojos, urabeños, paisas, águilas negras o llámeseles Bacrim ( bandas criminales) en su conjunto, lo triste de todo esto es que al cambiarle sus nombres , de ex paramilitares a grupos emergentes , delicuenciales, etc ,el Estado se ha lavado las manos,déjando el problema a la deriva como un caso fantasmagórico de delincuencia común,mientras tanto estos grupos en asociación con los corruptos de la policía y la política continúan operando allí en un terreno fértil para la impunidad.
En plena tempestad vamos hasta Lorica y después de pasar la tarde allí montamos en un taxi hasta San Bernardo del viento , donde nos esperaba la familia de C, la novia de mi hermano, nos llevaron a cada uno en mototaxi hasta las playas en la Y . Le pregunté al motaxista si era tranquilo el lugar, que si no había violencia y el dijo que si “que esto por aquí es muy Sano”, me contó que a veces se mataban entre grupos de “delincuentes”o con alguno que otro policía pero nada más, insistió en un paseo ecológico para ver manatíes y hasta delfines, bueno bonito y barato, yo le dije que lo pensaría porque tenía ganas de ir caminando hasta la desmbocadora del rio Sinú a “boca de Tinajones”.Llegamos a la playa, el tio de C habló con la señora de las cabañas, acordamos el precio y nos quedamos en un cuarto grande con un pequeño patio provisto de alberca y totuma, por las mañanas un loro verde y amarillo limón pasaba por allí haciéndo alharaca para despertarnos .
Días de atardeceres plateados frente al mar y caminatas hacia un exíguo volcán donde unas familias se peleaban por el hueco en el que se introducirá el turista a dos mil pesos la zambullida en una lava tibia y medicinal , caminamos entre una inagotable hilera de palmeras y casas abandonadas,pequeños halcones cazando reptiles tomando el sol,manglares y olor a mar revuelto y fruta podrida.Pasamos por una extensa finca llamada la paraca , también visitamos un antiguo estadero donde nos habíamos hospedado con mi familia para celebrar el cambio de mileno; el recuerdo de esos días contrastaba con la realidad del momento, al entrar allí y hablar con su dueño percibimos un aire de desconfianza y el deterioro de su hotel despedía entre los muros descoloridos “mala onda” como dice mi hermano, unos policías mal rasados secaban su ropa en el jardín y nos miraban con sospecha y cansancio , nos fuímos de inmediato, yo pensaba en lo no dicho, en lo que se sentía cada vez que nos cruzábamos con la gente y su mirada dura e huidiza que no coincidía con mis recuerdos. Comprensible ya que a pesar de la naturaleza no se palpaban signos de un cambio sino todo lo contrario, se sentía que la pobreza se había desplazado hacia la miseria reflejándose en los rostros de algunas personas.Algunas casas pintadas de publicidad electoral para ayudar a los mismos caciques políticos que les han dado la espalda ofreciendoles exíguas cantidades de dinero por un voto que los confinará una y otra vez a ese silencio sórdido y forzado. Conocimos a W un hombre flaco y maneras femeninas , que nos rogaba meternos en uno de esos huecos de lava y ante nuestra negativa se sentó resignado en un tronco junto a su madre con los ojos perdidos frente a ese denso mar.
Con la familia de C, acordamos hacer todos juntos una expedición en canoa hasta bocas de Tinajones, allí en San Bernardo mientras esperábamos el jeep para nosotros y 9 personas más, hablé con R el abuelo de la familia, ex pescador de la zona y ahora revendedor de pescado, hablámos de la introducción de los búfalos en la ganadería , los peces que huían hacía otros lugares y lo poco que se pescaba por tamaño y cantidad no alcanzaba a cubrir las necesidades de los pescadores. Le pregunté si eran tranquilos los parajes alrededor del río y me respondió: “eso depende, pero por lo menos no roban o atracan como en Montería, aquí usted no puede temer por sus cosas”.
Y nos fuímos todos en el jeep transitando la ribera del rio Sinú, divisando, garzas blancas, arroceras y planchones, el río ramificado en varias salidas, inmensas bongas y las plantas acuáticas bordeando el imperturbable río Sinú.
Un camino sin retenes de la policía en contraste con la via que conduce al volcán en Paso nuevo , por ese tiempo, tres retenes zurcaban el pueblo; en uno de los puestos, los oficiales escuchaban tecno a todo volúmen.
La luz y todas la variaciones del verde se transformaban a medida que avanzamos hacia el puerto para coger una lancha y llegar hasta tinajones, nos quedamos esperando un buen rato a que apareciera la gasolina para el transporte y luego abordamos la chalupa . Durante la travesía que dura unos 20 minutos, la familia de C comentaba que los campesinos de la zona no estaban preparados para el próximo invierno, “ lo que ustedes ven ahí, las arroceras y donde esta el ganado, eso desaparecerá cuando llegue el invierno, todo se va perder y despues toca comenzar desde cero, siempre es así”
También escuchamos nombres de las salidas del río y los animales ribereños, me impresionó sobre todo un ave del tamaño de un pavo pero esta emitía un agudo chillido y volaba dejando ver unas líneas de color lavanda bajo sus alas y me quedé con ganas de ver una nutria que los niños de la familia, habían avistado entre las aguas. Los dos niños que nos acompañaban eran campeones de natación en la región y se habían ganado varias medallas, sonrientes y atléticos, su curiosidad contrastaba con el silencio de los grandes.
Luego llegamos a una de la desembocaduras del rio Sinú, donde el rio se funde con el mar y a su alrededor se crea un ecosistema de plantas y fauna específico entre manglares y la conjunción de aguas . El chofer del jeep nos contó que cerquita transportaban drogas hasta una isla, la isla de los milagros y luego de ahí hasta Panama, nos quedamos observando todavia en silencio el lugar, algunos nos bañamos en el mar y luego nos fuímos rapidamente hasta el puertico donde nadamos de nuevo en las aguas del Sinú, recuerdo ese momento como uno de los más emocionantes, por la belleza del lugar, la mansedumbre del rio y lo que compartimos entre todos, flotar boca arriba en el rio y ver el esplendor del verde entre el cielo y el espejo de agua. Creerse el cuento por unos instantes de flotar en el lugar mas pacifico y tranquilo posible , que esa paz eventualmente disturbada en lontanza por los vallenatos a todo volúmen desde el puerto , era un hecho permanente y no solo una coyuntura, que todas esos rostros de ojos grandes y mirada profunda que atravezaban el río vivían en una idílica mansedumbre (añorada desde la fría Bruselas), solo afectada por la violencia de la naturaleza.
En San Bernardo, sentados en la calle bajo un puesto que la familia armó al frente de la casa cuya base consistía en cuatro palos y un techo de lata para tomar la sombra , ya con más confianza, la abuela de la familia nos cuenta que 15 días antes a una patrulla de la policía la habían atacado con granadas y pistolas y si no fuera por un oficial que desvió una granada, hubieran ocasionado una tragedia, dos personas resultaron heridas, “aquí mismo donde estamos”. «Pero por lo demás es todo Sano», insistía la señora, le pregunté que porqué decía que era Sano y me respondió con la tradicional frase del quién nada debe nada teme.
Nos quedamos sentados tomando chicha de maíz en un silencio rumiado entre todos y a veces interrumpido por un borracho vecino que nos preguntaba si teníamos unas camisetas electorales que le regaláramos o una cachuchita o por un niño que trataba de montar inútilmente en una bicicleta con las dos llantas pinchadas.
De regreso hacia la Y, el mototaxista señala a un lado del camino una casa en ruinas, me dice : «vé esos escombros ahí? eso fué un bus que siguió derecho y se llevó un señor en un burro con todo y casa, esta mañana…… el señor murió y la burra también” y se reía, yo me quedé si entender el chiste o esa ironía que tanta gracia le producía al mototaxista
Pasamos la última tarde frente a la playa y la señora que cocinaba en las cabañas le pidió trabajo a mi hermano en Bogotá ( hacer lo que sea,cocinar, limpiar pisos, cuidar niños) y le dijo que tenía cuatro hijos y que estaba dispuesta a irse porque allí en San Bernardo no se conseguía trabajo, insistió e insistió tanto que mi hermano anotó sus datos en una libreta sin saber que decir.
Nos fuímos hacia San Antero, al festival del burro pero esta ya es otra historia y yo sentía un nudo en el estómago, mi hermano decía que es de ver lo hermoso y lo feo convivir de esa manera y tener el presentimiento de que la maldad esta ganando el pulso y no poder hacer nada.Que hasta la idea de ir de vacaciones allí era un poco cínico y arriesgado y al mismo tiempo no hacerlo es como abandonarlos, ese nudo ciego en la víscera como el silencio imperante que daba mala espina en el viento (San Bernardo).
Es posible que los dos universitarios de Bogotá asesinados la semana pasada, no percibieron la situación o les hayan dicho que todo era Sano y ellos se creyeron el cuento, porque durante ocho años se ha asegurado por parte del gobierno que los paramilitares ya no existen y se puede viajar por todo el país ; al fin y al cabo los asesinados en la provincia y de estrato bajo, hacen parte de otro grupo, anónimo y remoto.Son solo números si acaso y sus rostros e historias se cancelan con las lágrimas de sus dolientes , aún si el año pasado las cifras en el departamento de Córdoba ascienden a 500 homicidios y en el transcurso de este año recién estrenado se cuenten más de 25 asesinados por las Bacrim, la gravedad de los números no se tiene en cuenta . Todos anónimos o como es tradición en Colombia , cobijados por esa respuesta que disipa todo interrogante ”por algo será” , mientras tanto la corrupción y la violencia echa raíces más profundas.
Sin embargo no creo que hayan sido más ingenuos que yo o que otros que van a caminar a San Bernardo del viento, mientras estuve allí nadie nos advirtió de no hacer x o y, cosa. Nos acompañaron hasta Tinajones pero nunca escuché que el turista peligraba en ciertas zonas solo comentarios sueltos como quién no quiere la cosa. Espero que la muerte de esta pareja de los Andes , no sea en vano así como lo han sido la de muchos otros que por reclamar sus tierras y poder cultivarlas o dar clases en una universidad o en una escuela o pensar diferente , informar la verdad, no pagar extorsiones etc etc se han encontrado con un bala que les cegó la vida.
Pienso en esos rostros de mar, río, sabana y ciénaga , en las historias de mi abuelo cuando la única amenaza dramática de la región eran los caimanes y las culebras , en esa sonrisa honesta y acogedora de sus habitantes ,en esa alegría melancólica y la conversación lúcida de los ancianos ,en las manos nudosas y bronceadas por el sol del campesino sabanero , los ojos negros como pozos, la piel suave y brillante, las abarcas, el dulce de caimito, los chiflidos con una hojita para llamar el ganado e interpretar canciones y así como Zavalita refiriéndose a su país me hago esa misma pregunta : “en qué momento se jodió Córdoba?
Despues de tantos meses retomo el blog, vuelvo a escribir aquí sin hacerme tantas preguntas si esto vale la pena o no, cierto es que llegó un momento que con tanta información pescada en la red sin poder digerirla, me intoxiqué; el escribir en un blog se volvió complicado , no había tiempo y demasiados temas se aglutinaban o me confinaba a 140 cáracteres diarios, matutinos o vespertinos y a leer el TL de lo que piensa , enlaza otra gente, lidiar con sus ocurrencias y pensamientos en voz alta y al mismo tiempo sentir nostalgia por mis amigos en la distancia a quienes sus ocupaciones o intereses, los mantienen lejos de la vida 2.0;todo eso me saturó.
Así que luego de revisar lo que me pasaba tomé la resolución de hacer otras cosas.
Ahora vuelvo.
Este blog se interrumpió cuando viajé a Colombia y ahora lo retomo luego de tantos ires y venires en el mundo real si se puede decir así.
Down by law
Yo tenía un novio, Z. Proyeccionista oriundo de una isla croata, piénsese en cirílico , pronúnciese gutural y con un dejo de rabia :Krk. Z por ejemplo, me explicó de qué tipo era el descuido cuando las películas a veces se quemaban en la pantalla grande.
En fin, este novio Z, me hizo viajar 30 horas hasta Pola y de allí nos trasladamos a Trieste, la ciudad que tres veces se ha gestado. La primera vez que ví Trieste fué dentro de un pullman repleto de eslavos aprovisionados con grandes bolsas de plástico en las manos , al pasar por el centro vimos un tranvía azul volcado y de sus entrañas escapaban azorados unos cuántos ancianos entre los vidrios molidos de las ventanillas. Me dió un ataque de risa que contagió al resto de los ocupantes del pullman, reíamos cómo si esa eventualidad nos hiciera un poco más fuertes ante nuestra condición de migrantes o porque simplemente era muy gracioso ver una cantidad de viejos saliendo de un vehículo vetusto y despatarrado en medio de esa hermética ciudad…o que se yo. Al bajar del automotor la risa se cortó por el viento gélido que limaba a la ciudad.
En Trieste vivímos de aquí para allá entre ex ingenieros en ese entonces hábiles camareros de excelsos cafés y ex biólogos marinos traficantes de productos apícolas.
Los domingos salíamos a caminar hasta Barcola, un sinfín de mujeres con sus abrigos de piel y rostros naranjas invadían cada ángulo del centro histórico como pac man o zombies hambrientos de nuestra ilegalidad. Z se había aprendido de memoria los 34 cantos del infierno dantesco, en su lengua original mientras yo miraba aterrada ese mar-lago turquesa entre ráfagas del más profundo frío. Z también hablaba de guerras, de perversas bombas que al caer a tierra se fragmentaban en pequeñas esferas y solo se desactivaban hasta incrustarse en la carne humana. Z sólo tomaba leche,no fumaba y hacía 60 lagartijas matutinas.
A veces íbamos a la iglesia serbio-ortodoxa, allí nos quedábamos absortos observando la parsimonia del ritual , también búscabamos contactos para trabajar y solo dábamos con tristes noticias, cero perspectiva laboral. Estábamos sentados en la banca de la piazza Verdi y Z recitaba parte del noveno canto de la Divina Comedia : o voi ch’ avete li ‘intelletti sani, mirate la dottrina che s’ asconde sotto ‘l velame de li versi strani... Cuando una anciana de trenzas blancas pasó frente a nosotros empujando un cochecito con dos muñecos de plástico en su interior, ese día decidimos irnos a probar suerte en Udine.
Udine , pequeña ciudad perdida entre las montañas prealpinas y el rio Tagliamento .Ubicada en una inhóspita región ( Friuli) a la que algunos le llaman el pisciatoio ( orinal) de Italia, por allí han pasado desde los celtas hasta los cosacos y desde hace siglos desconfian de lo inusual y de quién no pueda modular su lengua de tierra y mestizajes encubiertos.
Z encontró un trabajo cómo proyeccionista en la sala del “ferrocarril”, allí aprendí el italiano mientras veíamos el revés de las películas.
Luego me ofrecieron un trabajo lavando baños en un edificio de impuestos municipales, trabajaba cuatro horas al día junto a tres dominicanas. Cada día oscilaba entre los chistes procaces de las dominicanas, el arroz con guandul de los viernes que una de ellas preparaba y los oficinistas y sus blasfemias variopintas exportadas desde lo más pronfundo del campo friulano ;dios tomaba forma de perro, brigante,cerdo etc, un repertorio de profanos calificativos, el resultado de la vida dura de antiguos ancestros con pala y azadón.
La vida seguía sobre las ruedas del carrito de limpieza y las de un viejo proyector y yo callada, riéndome del drama queen de mis compañeras y refugíandome en su generosidad, escuchando una y otra vez los cantos memorizados por Z cómo si fuera una rockola, noches en torno a una jarra de leche descremada y un paquete de Drum.
A veces los lunes, nos escapábamos a Venecia a dos horas de Udine.Recuerdo la última vez que estuvimos allí, ambos nerviosos, olvidamos nuestro almuerzo en el tren.En Venecia como ya se sabe para los que no tienen suficiente plata, búscar comida decente es como vagar en uno de esos círculos del infierno, cómo sumergirse en el pantano del Estigia , deteriora el alma y el carácter se espesa como un caldo de ácido y cólera .
Así que por mi cuenta decidí emborracharme y no insistir en sólidos, Z me acompañó de mala gana donde el bombarolo, el tipo del negocito en el Campo de la Lana quién preparaba de mala leche, cócteles al azar con lo que tenía en el puesto, un chorro de esto y aquello hasta desbordar el vaso. Con una bomba era suficiente para perder las coordenadas. Durante horas Z no pronunció palabra ,en su caso era algo realmente raro y no sé si por el silencio o el efecto del bebedizo ,me dí cuenta de qué era tiempo que no me sentía tan bien .Caminamos hasta Santa Elena y de retorno entramos a una exposición de arquitectura con esos edificios inteligentes donde se asoman árboles por sus ventanas, como inmensos monstruos depredadores del verdor y Z seguía en silencio,tampoco dijo mu cuando entramos a la sala dedicada a Isozaki a quién adoraba, no quiso explicarme el porqué de esas ondulaciones y esos angulos tan, tan geométricos?.Yo se lo agradecí.
Poco a poco el efecto de la bomba se transmutó en una pequeña resaca que aspiraba humedad provocando un fastidioso cólico, inequívoca señal de un siniestro cambio de circunstancias . Al salir de la exposición nos sentamos en una cafetería y Z comenzó su monólogo contenido por todas esas horas de mutismo rabioso.habló sin parar de la forma de pez veneciana derruida en su base cómo una galleta sumergida en el café con leche, de la violencia del deambular de los turistas, de la vista de las ciudades desde una torre, el ocaso de la memoria a largo plazo etc etc. En el tren de regreso Z asaltó a sus vecinos pasajeros para desafiarlos con su endemoniada recitación de los versos del laureado poeta itálico.
Al llegar a Udine lo tenía claro: yo sólo quería ver moverse el sol y las estrellas sin tanto verbo.Una semana después Z me dejó por dos montenegrinas y se lo agradecí. Emigré a un pueblo de la bassa friulana para trabajar envasando jugo de manzana biológico añadiéndole algunas mímicas de un incierto ritual new age. Allí conocí al hombre polilla pero esa es otra historia.
Nueve de enero del presente año , Rosarno provincia de Calabria ,Italia. Centenares de inmigrantes, recogedores de cítricos en los campos aledaños, salieron a las calles en esta pequeña población de la Calabria profunda y áspera para protestar por las enésimas vejaciones recibidas por parte de los patrones e intermediarios.
Los inmigrantes ( en su mayoría originarios del Africa central) para llamar la atención quemaron algunas canecas, rompieron vitrinas y quemaron uno que otro automóvil en el centro de la población . Ante el amotinamiento varias habitantes rosarneses en concomitancia con el ambiente maniatado por la mafia, ‘ndrangheta o coscha calabrese y el racismo,respondieron a los actos de los inmigrantes trabajadores de manera violenta. Bajo los gritos de caza al africano y/o al negro, diez inmigrantes resultaron heridos por armas de fuego y cortopunzantes, este fué el fin de una ficticia convivencia,basada en la explotación . La task force italiana se dirigió a Rosarno, allí despues de algunas horas calmó a malapena las aguas revueltas y se encargó de repartir a la mano de obra inmigrante entre los varios centros de ayuda, esparcidos por el sur Italiano. Fin del conflicto.
Rosarno solo es la punta del iceberg de un problema que lleva varios años incubándose, la inoperancia y las políticas represivas por parte del gobierno italiano frente a la marea de inmigración clandestina que llega a las costas Italianas, el tráfico que de ella se hace, el nudo ciego de la precariedad en las zonas agrícolas al sur del «belpaese» donde la ‘Ndrangheta en el caso calabres domina sobre un terreno fértil para todo tipo de especulaciones criminales y si, la desidia y el racismo por parte de un buen porcentaje de sus habitantes, no solo en Calabria.
Para la mano de obra agrícola « extracomunitaria » en Italia (clandestinos, ilegales y con permiso de trabajo) la odisea de la inmigración no tiene fin, la mayoría sigue la ruta de las cosechas: desde noviembre hasta marzo se recogen los cítricos en Calabria, luego las papas en Sicilia y de ahí se parte a la cosecha de tomates en Campania y Puglia, para reiniciar el ciclo una y otra vez.
Muchos de los trabajadores itinerantes estan dispuestos a lo que sea, por ejemplo en Burkina Faso, una jornada laboral se paga un poco mas que un euro, es así que muchos anhelan pasar las dificultades de la fronteras para hacer parte de este ciclo por 20 euros la jornada en Italia y 12 horas diarias; sin servicios básicos, como luz ,agua, comida y techo. Para llegar a vivir en muchas ocasiones « como ratas entre las ratas », bajo el frio , la extorsión y la discrimnación.
Los inmigrantes en Rosarno no aguantaron más los ultrajes y el tratamiento de esclavitud. Se sabe que hace un par de años dos veces salieron a las calles para protestar, la primera a consecuencia de la matanza de tres jóvenes ghaneses, liquidados por la coscha o ‘ndrina , Balloco o Pesce y la segunda vez ocuparon la plaza del pueblo gritando en contra de las extorsiones y hostigamientos de algunos habitantes de Rosarno en donde la caza al negro era ya una actividad conocida . Se requiere bastante coraje para salir a protestar en una región donde no pocos políticos y habitantes han sido asesinados por las organizaciones criminales que imponen el miedo; más allá del vandalismo, los inmigrantes han dicho basta frente a la inercia silenciosa de los rosarneses.
En medio de la última trifulca el ministro del interior italiano declaró: « demasiada tolerancia con la inmigración clandestina » el gobierno italiano quiere apretar el puño cómo sino fuera suficiente criminalizar la clandestinidad, es así cómo Roberto Saviano en un artículo para la Repubblica en el 2009 comenta sobre el coctel inmigración-mafia-criminalización:
Cuando se generaliza, se le hace el favor a las mafias. Estos viven de la generalización. Quieren ser los únicos socios. Si todos los inmigrantes se vuelven criminales, las bandas criminales lograrán sentirse como sus representantes y no habrá documento o llegada que no sea administrado por ellos. Una actitud obtusa y de criminalización ayuda a las organizaciones mafiosas porque constriñe a cada migrante a relacionarse con las mafias ya que de estos dependen los documentos, alojamientos,los anuncios en los periódicos y la asistencia legal .No se trata de interpretar el típico rol de las « almas buenas » como diría alguno, sino de analizar como las mafias italianas explotan cada debilidad de la comunidad migrante.
En fin, la polémica al respecto parece estéril en Italia y mientras tanto el problema de Rosarno lo ha solucionado el gobierno a punta de excavadoras y desplazamientos. Al fin al y al cabo una nueva fila de trabajadores los reemplazará , tal vez por las mismas condiciones y con los mismos explotadores. Es un problema de orden público y basta, según las autoridades. Queda en el aire el mutismo del primer ministro Berlusconi que recién ha bautizado su partido politico como el del amor, la izquierda, impotente como en los ultimos años disolviéndose en una eterna letanía sin nínguna proyección, pérdida en la obsesión del antiberlusconismo. Al final parece que la problemática inmigracion se resume en quién pesca mas votos en rio revuelto , la solución hasta ahora es un hoyo en el agua, el problema sigue siendo una bomba de tiempo.
Aquí un enlace en Le Monde sobre el Síndrome Rosarno