Acabo de escuchar la noticia, mientras le daba la vuelta a unas lentejas rojas, la voz cantarina del locutor flamenco cuya única palabra reconocible era Salinger, anunciaba la partida de este mítico escritor, entonces apagué la estufa y busqué el primer cuento que leí de Salinger, » el hombre que rie» . volví a releerlo, ese hermoso cuento del enmascarado que se alimentaba con sangre de águila, amante del juego limpio y fiel a sus amigos, por otro lado la historia de amor que se acaba mal llevándose con brusquedad la confianza de los «comanches» en la invunerabilidad de los héroes y evidenciando la fragilidad de su jefe . Salinger el de las historias que arrancan sonrisas entrañables pero envenenadas de melancolía, como el querido Seymour, luchando junto a Sybil contra las olas o Franny aferrada a su libro del peregrino ruso, búscando un significado en la ojiva borrascosa de sus virtudes y emociones.
Pienso en todos esos niños que Holden salvó de caer al precipicio, en esos días en los que no había nada más frío que la teta de una bruja y las preguntas rebotaban de aquí para allá, sin encontrar una señal y todavia sigue siendo algo así, esa sensación no se ha ido todavia, ahí está….»qué te gustaría ser?» la entrañable respuesta de Holden y la inmensa emoción que produce.Desde entonces soy huérfana de J.D Salinger, ese señor que se defendía con todas sus fuerzas en el anonimato, que dejó de escribir en 1965 y aún así sigue siendo referente indiscutible, soy huérfana desde que los Glass no dieron más noticias y el hombre que rie perdió su máscara de pétalos de amapola. Aún así algo pasó al saber que Salinger ha muerto no sé porqué, su acérrimo aislamiento lo daban por perdido y ya no producía, de todas maneras estaba vivo hasta hace algunas horas , dando batalla contra el dejarse ver, espero que hayas tenido muchos instantes felices viejo J.D Salinger y gracias, muchas gracias.